¿O
es pan, o es veneno?
Número
14:8-9
Rev. Demetrio Castillo J.
Introducción:
En tiempo pasado los reyes usaban
cubiertos de plata, para descubrir si de alguna manera los alimentos estaban
envenenado o no. Ya que la plata al contacto con el veneno cambia de color. Si
los alimentos están envenenados, rehusaríamos tomar el bocado.
La Biblia nos enseña que
dependiendo de nuestra actitud ante cualquier situación, ellas pueden ser o pan
o veneno. Porque si pensamos que el ataque de nuestros enemigos son venenos,
trataríamos de huir; pero si pensamos como pan, aceptaríamos con sumo gusto.
Un
Informe Negativo Y Crítico:
1. 10 espías en
contra... El pueblo llora y se lamenta y se queja contra Dios y Moisés.
2. Josué y Caleb
tratan de animar al pueblo ellos pensaron de las pruebas y tribulaciones como
pan
3. Intervención de Dios:
Mató a los 10 negativos y los incrédulos los echó al desierto.
4. Los negativos no
entraron a la tierra prometida, porque ellos pensaban que los moradores y las
dificultades eran venenos; de modo que rehusaron aceptar la situación.
De igual manera sucede en nuestro
diario vivir, si consideramos a las pruebas y a las tribulaciones como veneno,
trataríamos de cualquier manera de huir de su presencia; pero si lo
consideramos como pan, lo aceptaríamos sin ninguna dificultad. Para tener una
vida más agradable, no piense de las pruebas y las tribulaciones como veneno,
sino como pan.
II.
Considere Que Las Pruebas Y Las Tribulaciones Son Como El Pan De Cada Día.
Así como necesitamos alimentarnos
para nuestra subsistencia, de lo contrario no podríamos sobrevivir por mucho
tiempo. Asimismo para el crecimiento y la madurez espiritual son necesarias las
pruebas y las tribulaciones. De modo que considere las pruebas y las
tribulaciones como pan.
Pero también debe entender que
los sufrimientos por el pecado y la infracción de la ley no son pan, sino
castigo consecuencia del delito.
Ahora veamos la vida de prueba
que vivieron algunos hombres de la fe.
-
Abraham, a los 75 años
fue llamado por Jehová, pero su vida no fue la más placentera. Padeció durante
25 años de pruebas y tribulaciones. Mientras atravesaba esta situación, él
estaba madurándose, pues su fe iba en aumento, la obediencia estaba creciendo,
se estaba convirtiendo en un gigante espiritual. Se convirtió en padre de la
fe.
-
Isaac; aunque era un
hijo prometido de Dios, deseando Dios ver su obediencia, pidió que lo
sacrificara en el monte Moriah. Pues, fue con su padre hasta el lugar señalado,
ayudó a su padre a preparar el altar y calladamente se entregó para ofrecerse
en sacrificio. Cuando el padre alzó la mano para degollarle, el dolor que debió
sentir haya sido algo inefable. Él aunque era hijo único, había experimentado
el dolor de la muerte, y esto le sirvió para crecer en obediencia y fe.
-
Jacob. En casa de su
tío trabajó durante 20 años como siervo, luchó con un ángel en Peniel, allí se
descoyuntó el muslo y se convirtió en cojo. Sin embargo, mediante estos
sufrimientos Jacob se convirtió en padre de las 12 tribus.
-
José a los 17 años
por los celos de sus hermanos fue vendido como esclavo a casa de Potifar; allí
trabajó durante 10 años como tal; pero por una confabulación, paso a una
prisión donde vivió 2 años de sufrimientos. Él era un escogido de Dios, era un
hombre bendecido, pero su vida estaba llena de dolores, y sufrimientos como un
camino lleno de espina; pero por estas experiencias, él se convirtió en un
gigante espiritual. De manera que a sus 30 años fue electo como gobernador de
todo Egipto.
-
Moisés era un gran
líder, político y profeta que sacó al pueblo Israel de Egipto y los dirigió a
la tierra que fluye leche y miel. Pero él también antes de llegar a ser lo que
fue, pasó por muchos sufrimientos. A los 40 años escapó de Egipto y peregrinó
40 años en el desierto como pastor de ovejas; experimentó soledad, dolor y
abandono; pero internamente estaba madurando y se estaba convirtiendo en
un hombre digno de Dios. A los 80 años sólo con una vara llegó a Egipto y sacó
a su pueblo del cautiverio.
Todos ellos pasaron por muchos
sufrimientos, pero todos estos padecimientos fueron de provecho para
convertirlos en grandes hombres de fe. También hoy Dios al que llama hará
pasar por fuego de sufrimiento. Porque el que sabe lo que es pasar
hambre, sabrá agradecer por los alimentos; el que está lejos de la casa,
sabrá añorar el calor del hogar. Por tanto, para aceptar las tribulaciones y
las pruebas con actitud positiva, debe pensar de ellas como pan.
III.
Reciba las tribulaciones y las pruebas con una actitud de agradecimiento.
Pues, si usted piensa de ellas
como pan, es lógico que se sienta agradecido; sólo el que está enfermo gruñirá
ante los alimentos preparados. Así sucede también con nuestros hijos, los que
comen agradecidos crecen saludables, pero los que siempre se quejan y murmuran
están débiles.
En I Corintios 10:10 y 13 dice “Ni murmuréis, como algunos de ellos
murmuraron, y perecieron por el destructor” “No os ha sobrevenido ninguna
tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados
más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la
tentación la salida, para que podáis soportar”.
Hermanos, si entendemos que las
tribulaciones y las pruebas son un banquete que Dios nos prepara; de manera que
no debemos quejarnos, mucho menos murmurar ante ella; porque si rehusamos
aceptarlas, estaríamos rehusando también el banquete de Dios.
Los padres hacemos de todo para
alimentar a nuestros hijos, que inventamos la manera de alimentarlos. “El avioncito…”. Sabemos que los padres
siempre se esfuerzan mucho para alimentar a sus hijos, para que ellos crezcan
saludables. Asimismo nuestro Padre Celestial quiere alimentarnos de
tribulaciones y pruebas para que crezcamos más fuertes y maduros. Por tanto,
nuestra actitud ante ellas debe ser siempre de agradecimiento.
En Salmos 23:5 dice “Aderezas mesa delante de mí en presencia de
mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando”.
Ante los angustiadores, ante tribulaciones y pruebas, Dios nos prepara un
banquete y hace rebosar nuestra copa.
En Salmos 50:14-15 “Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos
al Altísimo; E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás”.
En tiempo de angustia clamamos a Dios y Él escucha nuestra oración, esto nos
lleva a crecer aún más y gozar también de su gracia.
En II Crónicas 20 vemos cómo Josafat
luchó contra las fuerzas aliadas de los hijos de Moab y Amón. Él reunió al
ejército pero también reunió un grupo de coros para entonar cánticos de
alabanza y adoración a Dios. Ellos alabaron a Dios diciendo “Glorificad a Jehová, porque su misericordia
es para siempre”. Él fue el primer rey que se presentó a la guerra con un
grupo de coros. Cuando ellos comenzaron a alabar a Dios, Jehová manifestó su
poder e hizo que los enemigos se pelearan entre ellos. Los Israelíes estaban
quietos viendo el espectáculo. Esto nos enseña que debemos tomar el banquete de
tribulaciones y pruebas sin reproche, pero con una actitud de agradecimiento.
También deben alimentarse con
alegría. Alimentándose algunos se quejan, murmuran o gruñen, entonces no podrá
digerir bien. Si mientras pasa por tribulaciones y angustia se queja,
murmura o gruñe no serán de provechoso para nosotros. Pero si lo acepta con
alegría, reconociendo que Jesús también tomó la cruz, será de provecho para
nuestra vida. De manera que si acepta las tribulaciones y angustias con quejas
y murmuraciones, ellos se convertirán en veneno para usted.
En Santiago 1:2-4 dice “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os
halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce
paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y
cabales, sin que os falte cosa alguna”. Deseando que nosotros estemos
perfectos y cabales, nos alimentará con tribulaciones y pruebas.
III.
Las Tribulaciones Y Las Pruebas Deben Masticarlos Bien Con Oraciones Y Fe.
Así como los alimentos deben
masticarlos bien para digerirlos.
En la Segunda Guerra, los
japoneses queriendo aprovechar el tiempo, obligaban a los soldados comer lo más
pronto posible el arroz; así, ellos llenaban el arroz de agua y lo tomaban como
agua. Pero esto les provocó enfermedad gastrointestinal. Una vez que se dieron
cuenta del error, pidió que masticaran bien los alimentos.
Hermanos, comer apresuradamente
causa indigestión. Los alimentos deben comer despacio y masticarlos bien. De
igual manera, cuando se presenten tribulaciones no trate de huir apresuradamente;
sino acéptelos con oraciones y paciencia, luego espere con fe y digiera
masticándolos bien. Para digerir bien las tribulaciones y las pruebas,
necesitamos:
1. Arrepentirnos. Porque sea que
nos guste o no, las tribulaciones y las pruebas son la providencia de Dios, que
deseando transformarnos nos hace atravesar para llegar al arrepentimiento. En
Salmos 66:10 dice “Porque tú nos
probaste, oh Dios; Nos ensayaste como se afina la plata”. Pues, Él nos
prueba como se prueba la plata para su afinación; asimismo Él nos prueba para
quitar de en medio los pecados. En I Juan 8-9 dice “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la
verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. ¿Quién está
libre de pecado? Dice la Escritura “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la gloria de Dios”. Pero si nosotros confesamos nuestros pecados, el Señor
es fiel y justo para perdonar nuestros pecados.
Ejemplo
del platero que pule y lo hornea la plata hasta que su rostro se refleje en
ella.
Pues,
las tribulaciones y las pruebas nos sirven para sacar de nosotros los residuos
de pecado, mediante el arrepentimiento, hasta que el rostro del Señor Jesús se refleje
en nosotros. Para esto, el Señor nos hará pasar más y más por pruebas.
Hermanos,
ciertamente las tribulaciones y las pruebas son nuestro pan, pero debemos
aprender a digerirlos bien; masticar bien significa llegar al arrepentimiento.
2. Aceptar los cambios; ya que las
tribulaciones son señales de que necesitamos transformación.
En
II Corintios 5:17 dice “De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas”. Se trata de traspasar de un lugar a otro mediante
tribulaciones. Romanos 12:1-2 dice “Así
que, hermanos…, os ruego…” Debe transformarse; porque si los cristianos
están donde están sin aceptar los cambios que el Señor desea alcanzar en usted,
entonces se llenará de moho y de residuo, por último se convertirá en un
inútil. Sin cesar debemos aceptar los cambios que el Señor nos pide.
Para
que podamos digerir bien las tribulaciones, debemos orar fervientemente. Buscar
la ayuda de Dios; porque la oración es la pastilla digestiva de las
tribulaciones y las pruebas.
En
Santiago 5:13 dice “¿Está alguno entre
vosotros afligido? Haga oración ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas”.
En
Mateo 7:9-11 dice “¿Qué hombre hay de vosotros,
que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le
dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas
cosas a los que le pidan?”.
A
nuestro parecer pensamos que tenemos piedra y escorpión, pero en realidad, Dios
los transformará en algo maravilloso. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas
las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósitos son llamados”.
De modo que al que se arrepienta, se quebrante y acepte las tribulaciones y las
pruebas como pan y los digiera con oraciones, a la postre Dios los unirá a
bien. Se convertirán en proteína para nuestro cuerpo.
3.
Se necesita
Paciencia:
Hace
poco leí una carta de una hermana que decía: “¿Por qué yo debo padecer de esta enfermedad, siendo yo una cristiana?
Pero sé que el Señor me sanará, por eso estoy aquí para recibir su oración”. Al
cuarto día dejó de sangrar y quedó limpia de cáncer a páncreas. Y volvió ella a
escribirme diciendo “Pastor, mi vida tiene ahora más sentido que cuando no
padecía de cáncer, antes decía que soy cristiana, pero solamente participaba de
la ceremonia, oraba sin prestar mucha atención; pero durante este tiempo llegué
arrepentido de corazón, y experimenté el poder de Dios, ahora veo muy claramente el reino de Dios y el infierno. Doy
gracias al Señor porque este sufrimiento fue de provecho a mi vida, desde ahora
en adelante tendré una vida realmente digna para el Señor”. La tribulación
fue de beneficio a esta hermana.
Si
digiere bien las tribulaciones, estos se convertirán en nutritivo; pero así
como después de alimentarnos necesitamos de un tiempo para la digestión, es necesaria
la paciencia.
En
Santiago 5:11 dice “He aquí, tenemos por
bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis
visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”
En
Hebreos 10:35-36 dice “No perdáis, pues,
vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la
paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”.
No olvide que para recibir el
cumplimiento de la promesa de Dios, necesitamos esperar con paciencia. Porque
después de esperar con paciencia, ella se convertirán en grandes bendiciones
para nuestra vida.
Pensar que las tribulaciones son provechosas
para su vida; que son pan y no veneno. Si es pan, debe
digerirlo y esperar con paciencia la digestión. Si piensa así, será
como Josué y Caleb quienes pensaron,
hablaron y actuaron positivamente.
Cuando usted piense, hable y actúe positivamente, también Dios estará con usted
para derramar toda su bendición, llenarle de vida, y de amor. Pero, si murmura, se queja y gruñe ante las
tribulaciones y pruebas o piensa, habla y actúa negativamente, entonces estos
realmente se convertirán en veneno. La consecuencia está a la vista, como lo
que sucedió a los diez espías, quienes fueron destruidos inmediatamente. Nosotros debemos ser positivo, optimista y
creativo, pensar en tales cosas, tener fe y actuar como tal. Estad siempre gozosos,
orad sin cesar, y dad gracia en todo, porque esta es la voluntad de Dios en
vosotros. Para tener una vida así, piense siempre de las tribulaciones y las
pruebas como pan y acéptelos con acción de gracias y digiéralos en el nombre
del Señor.
Oración.
Dios santo y Todopoderoso, los
venenos son realmente peligroso para nuestra vida, pero el pan es de provechoso
para nosotros. Si nosotros pensamos que las tribulaciones y las pruebas son
venenos, huiríamos de ellas, pero si los pensamos como pan con alegría
podremos.