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Cambiadores de Circunstancias

PARA TENER ÉXITO Y OCUPAR EL LUGAR QUE NOS HA SIDO ASIGNADO; HAY DOS ELEMENTOS QUE SE DEBE CONSIDERAR:
1. EL TALENTO Y DONES NATURALES 2%
2. MUCHO TRABAJO 98%

TODOS LOS QUE SON DIGNOS DE ADMIRAR NO NACIERON CON "MAYOR SUERTE" QUE TÚ, SOLAMENTE DECIDIERON CAMBIAR SU SITUACIÓN ACTUAL Y ALCANZARON SUS SUEÑOS.

¿QUÉ HARÁS TÚ CON LOS TUYOS?

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lunes, 21 de noviembre de 2011

SACIA TU BOCA DE BIEN

SACIA TU BOCA DE BIEN
Salmos 81:8-10
 Rev. Demetrio Castillo jaimes

INTRODUCCIÓN: Un padre de familia  tenía un hijo con parálisis físico y retraso mental. Aunque el hijo ya era mayor de edad seguía siendo un niño mentalmente y por la parálisis no podía hacer nada por sí mismo. Siempre requería la ayuda del padre que ya era un anciano, él le atendía en todas sus necesidades, le vestía, le alimentaba, le limpiaba cuando hacía sus necesidades biológicas; confesó el padre que muchas veces había tomado la decisión de quitarse la vida; pero desistió de la idea cuando se encontraba con la mirada del hijo que le sonreía con una sonrisa tan inocente. Un periodista le preguntó cómo pudo superar esta situación tan dolorosa y él le contestó “Es mi destino, mi hijo nació para ser amado y yo vivo para amar a mi hijo no puedo acusar a nadie” Leyendo el artículo fui conmovido. Aprendí que la relación del hombre con Dios es la misma. Dios está para amar al hombre y nosotros estábamos destinados a recibir el amor de Dios. Toda la tragedia de la vida del hombre procede del rechazo del amor de Dios, y el esfuerzo humano de vivir centrado en sí mismo.


I.            EL AMOR DE DIOS.
Primeramente debemos entender que Dios es amor. Una de las personalidades del amor es dar siempre y no pedir nada a cambio. El amor nunca pide nada a cambio. Todo lo contrario, siempre está dando. Los padres por amor a los hijos están siempre dando lo mejor. Si el marido amara a su mujer querrá dar todo lo que ella necesita. Si nosotros amamos el país, estaríamos pensando qué debemos hacer por el país. De tal manera amó Dios al mundo que primero creó todas las cosas, el jardín del Edén y los entregó a Adán. Le dio la luz, el cielo, la tierra, el mar, las plantas, el sol, la luna, las estrellas, los peces, las aves del cielo y animales, todos los que se arrastra sobre la tierra, y toda especie de reptiles. ¿Por qué? Porque Dios es amor. En Génesis 2:8 dice “Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado”. Porque ama al hombre que formó el jardín del Edén y se lo entregó a Adán. Sin embargo, el hombre se rebeló contra Dios y quiso vivir por sí mismo. Se rebeló contra Dios. Aún así Dios envió a su Hijo unigénito con la finalidad de salvarlos.
En II Corintios 5:21 dice “Al que no fuésemos hechos justicia de Dios en él Porque Dios es amor, él no deseaba destruir al hombre caído por la rebeldía, en su lugar envió a su Hijo unigénito para salvar. Pues, el amor es entregar todo incondicionalmente. El Señor tiene todo preparado para la vida del hombre.
En I Corintios 2:9 dice “Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman
La providencia de Dios sobrepasa a nuestras imaginaciones.
En Salmos 34:9 dice “Temed a Jehová, vosotros sus santos, Pues nada falta a los que le temen”.
Mientras que el pueblo Israel estuvo peregrinando en el desierto 40 años, Dios los alimentó, los vistió, y los calzó y los protegió. Los guió a la tierra que fluye leche y miel. Asimismo también tiene preparado para nosotros el reino de Dios. Una vez que nuestra  vida en la tierra se termine, no todo se acaba. Cuando este tabernáculo del polvo se deshaga, entraremos a una casa no hecha de mano.
Porque dijo el Señor en San Juan 14:1-3 “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.  En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Porque nos ama, él tiene preparado una morada eterna.
En Apocalipsis 21:2 dice “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido”. Un famoso filósofo y teólogo Kierkegaard confesó que el hombre es un animal enfermo que va hacia la muerte. Y confesó sobre la providencia de Dios de la siguiente manera “Oh Dios, tú nos amaste primero. Nosotros pensamos desde el punto de vista histórico que tú nos amaste en un tiempo específico del pasado. No obstante tú nos amaste primero, en toda nuestra vida sin dejar pasar un solo segundo de nuestra vida nos expresaste tu amor. Al despertarnos en la mañana nos presentamos ante tu presencia, antes que yo llegara, allí estabas tú, esperando a mi persona. Cuando me aparto de los ajetreos de la vida y me presento ante ti, allí también estabas tú, antes que yo y estas siempre conmigo eternamente” Kierkegaard confesó que Dios está en dondequiera que nosotros vayamos antes que nosotros lleguemos allí. Que todo lo tiene preparado, porque él es amor.
La Biblia nos declara que Dios es amor. El sol nos caliente los 365 días del año. Si no existiera el sol, ningún ser viviente incluyendo a los animales, a las plantas, los peces no podrían sobrevivir de ninguna manera. Es decir, él nos ama los 365 días del año. Porque él es amor que desea que todos nos vayan bien, tengamos salud y prospere nuestra alma. Desea que estemos llenos de vida y vida en abundancia.
Así nos habla “Abre tu boca y yo la llenaré”. Asido a la fe, a la esperanza y amor, abra su boca hacia Dios y él sin cesar la llenará.



II.          LA GRACIA DE JESÚS
La gracia es un regalo de Dios sin precio. Dios nos llena de amor y por medio de Jesús nos llena de gracia. No pide nada a cambio, mas nos colma de bendiciones. Para liberar al hombre de la cadena de desobediencia, se encarnó. Porque el hombre estaba sufriendo del yugo de esclavitud y la única manera de liberar al hombre de las cadenas era que el Hijo de Dios viniese al mundo como uno de nosotros. Tomó la forma del hombre caído, entró en medio del yugo de esclavitud, para despojarnos de ella. Tomó el pecado, y con la muerte pagó y canceló la deuda del pecado y sin precio nos entregó la salvación. La salvación no podemos comprarla con dinero ni con nuestros esfuerzos, ni tampoco con penitencias. La salvación es un regalo de Dios que ofrece a la humanidad por medio de Jesús, quien no conociendo el pecado se hizo pecado, subió a la cruz y padeció toda vergüenza y dolor con la finalidad de entregarnos libertad y emancipación de las cadenas de esclavitud.
En Efesios 2:8 dice “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios
¡Qué maravilloso regalo! Incomparable con el regalo que uno recibe en la Navidad. Pues, Dios nos da la vida eterna como galardón. Asimismo cuando recibimos al Señor Jesús como salvador personal, nos hace una nueva criatura. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Nos renueva y nos atavía para una nueva vida. Algunos se preguntan ¿qué cosa nueva puede suceder después que acepte a Jesús? Lo cierto es que en Jesús el hombre viejo será transformado a nuevo, porque Dios nos vestirá de justicia y de gloria. Nos vestirá de santidad y de la llenura del Espíritu Santo. Nos vestirá de sanidad y salud, nos vestirá de la prosperidad de Abraham. Nos vestirá de resurrección y la vida eterna. Despojaremos del vestido sucio, inmundo e podrido para vestirnos de una ropa resplandeciente y gloriosa. Ustedes ya no están vestidos de la ropa vieja.
Están vestidos de Cristo. Ya son personas justificadas, gloriosas, santificadas y llenas del Espíritu Santo; Sanados y saludables. Libres de la maldición y llenos de la prosperidad de Abraham. Pueblo del reino de Dios y partícipe de la gloria de la resurrección. Aún más el Señor nos ha liberados de la triple maldición, en su lugar contamos con la Triple Bendición. Pues, después de la caída de Adán, el mundo se llenó de muerte, maldición y enfermedades. Pero Jesús por medio de la cruz nos trajo perdón de los pecados, desmanteló la maldición, y derribó la muerte; para llenarnos de prosperidad en todas las cosas, salud y prosperidad del alma. Asimismo nos otorgó una nueva posición. Nos escogió como su linaje. De entre todo el pueblo, nos escogió a nosotros para que seamos real sacerdocio. Para que en la vida junto al Señor reinemos como reyes, nación santa donde el Señor mismo gobierna y pueblo adquirido por Dios para que Dios mismos nos guarde y nos proteja. Por tanto, la Biblia dice “Abre tu boca y yo la llenaré”. Esta es la vida que contamos en Cristo Jesús.
Porque esto es el amor manifiesto de Dios hacia nosotros y su favor no tiene límite.
En Romanos 8:32 dice “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”
Y en San Mateo 7:11 dice “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”.
Sabiendo cuán bueno y fiel es el Señor, debemos abrir nuestra boca. Porque él es bueno y siempre querrá llenarnos de cosas buenas.
Durante los días primaverales las golondrinas regresan de sus viajes migratorios y hacen sus nidos debajo de alero.
Con mucho trabajo hacen el nido con paja y barro. Después que ponen los huevos y éstos son incubados con sumo cuidado, los padres golondrinas cumplen cientos de vuelos para alimentar a los pichones. Unos se engordan mientras que otros están flacos. Eso es porque cuando la madre golondrina trae el alimento, ella llena al que abre anchamente la boca. La madre no conoce el nombre de ellos, ella no sabe quién comió y quién no comió. No tiene conocimiento de números. Así ella alimenta al que abre bien la boca. Y el que no abre bien la boca no podrá comer.
También nosotros, si conocemos los beneficios de Dios, debemos abrir bien la boca para orar, entonces Dios de su abundancia nos llenará. Pero por otro lado en lugar de abrir la boca se llena de dudas y no se esfuerza en oraciones, quedará flacucho y desalentado. Dios siempre quiere manifestar sus prodigios y señales. Cuando por primera vez llegó el evangelio a Corea, hubo un hombre llamado Ko Chan Ik. Nació en la provincia de Pungyan, era un borracho, jugador y artesano de zapatos de cuero.
Repetidamente fue azotado en el pretorio, hasta que se quedó mudo. Lo habían azotado de tal manera que quedó mudo.
En tiempo antiguo no existían Derechos Humanos. Un día no pudiendo resistir contra la persecución por la deuda quiso suicidarse tomando veneno, pero se salvó a duras penas. No obstante, él ya estaba medio paralítico. Un día un misionero americano Kale le evangelizó y le entregó una literatura que narraba sobre Jacob y decía “cuál es tu nombre”. Regresó a casa y lo leyó. En el sueño se le apareció una persona vestida de blanco y le preguntaba “cuál es tu nombre”. Asustado le contestó “Ko, Ko, Ko” en ese tiempo los de bajo rango no tenían nombre, solamente apellido. Y volvió a preguntarle “dime cuál es tu nombre”
Temblando aún más le contestó “Mi apellido es Ko, soy un borracho, peleador y jugador. No sé quién es usted, pero ayúdeme y perdóneme” y el hombre vestido de blanco golpeando la espalda le dijo “Desde ahora tú eres mi hijo” y desapareció. Despertándose del sueño volvió a leer y a leer la literatura y sin que se dé cuenta se le soltó la lengua y recobró el habla. Asombrado buscó al misionero quien le había entregado la literatura y después que escuchó el evangelio, aceptó a Jesús. Ko Chan Ik como artesano de zapato de cuero era considerado como vil durante la época de Chosun. De modo que tenía solamente el apellido Ko y no el nombre. Pero el misionero Kale le nombró Chan Ik. Para que influenciara a muchas personas para bien. Después de este encuentro Ko Chan Ik buscó a todas las personas que él había lastimado y confesó “yo era ladrón y peleador, pero ahora soy una nueva persona en Jesús, les haré un par de zapatos”. Comenzó a arrepentirse de sus faltas y a recompensarlos con par de zapatos y así evangelizaba. Viendo el cambio tan repentina de Ko, ellos se maravillaban y asentían que era poder de Dios de lo contrario sería imposible. Así por medio de él muchos aceptaron a Jesús y en el año 1904 fue ordenado como anciano de la iglesia Yundon, vivió toda su vida sirviendo y evangelizando al Señor. Si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Porque el Señor mismo tomó nuestros pecados, y todo aquel que cree en él recibirá la salvación y se convertirá en una nueva criatura. Así, pues, Jesús es nuestra gracia. Dios nuestro Padre celestial llenos de amor y por medio de la cruz de Jesús nos llena de la gracia sin igual.


III.        LA COMUNIÓN CON EL ESPÍRITU SANTO
El Espíritu Santo nos mantiene en comunión con el amor del Padre y con la gracia del Hijo. Porque el Espíritu Santo nos mantiene en comunión con nosotros, así entendemos el amor de Dios y la gracia de Jesús.
En San Juan 3:5 dice “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.
Creer en Jesús significa volver a nacer. No se trata de aceptar una nueva religión. Tampoco se trata de aprender una nueva filosofía. Ni aprender ética y moral. Se trata de hacer morir el viejo hombre en Jesús y volver a nacer en una persona nueva.

En Titos 3:5 dice “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”.
Por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo somos una nueva persona.
Una vez leí un artículo en una revista Cristiana. Era el testimonio de una hermana que vivía con el marido incrédulo.
El marido de ésta estaba tan atareado en ganar dinero y en los negocios que no tenía ni el menor interés por el reino de Dios. Pero ella estaba orando por la salvación del marido durante mucho tiempo. Un día el marido le pidió que le acompañaría a la iglesia. Asombrada y muy alegre, pensó que era la respuesta a sus oraciones, pero temiendo que niegue nuevamente le preguntó “a qué se debe”. No obstante, ambos fueron a la iglesia y ella rogaba al Señor que tocara y transformara al escuchar la palabra de Dios. Pero escuchando el sermón del pastor se desanimó inmediatamente.
Hablada de la genealogía que Fulano dio a luz a Sutano y murió, Sultano dio a luz a Mengano y murió, así sucesivamente. Que Adán dio a luz Set y murió, que Set dio a luz Enós y murió. Ella se sintió muy pesado el sermón. Se lamentó por dentro, “esta era la oportunidad para que mi marido se convirtiera y si el pastor habla solamente de que alguien dio a luz a alguien y murió qué voy a hacer. Mi marido no querrá venir nunca más a la iglesia” Pero la semana siguiente, el marido le volvió a decirle que quería acompañarle a la iglesia. Y esa semana aceptó a Jesús.
Asombrado le preguntó “querido, por qué decidiste aceptar a Jesús, si el sermón del primer día era solamente de nacimiento y muerte” “bueno, es que yo estaba tan ocupado en los negocios que no supe que el hombre nace y luego muere. Y ese día el pastor habló solamente de que alguien nació y murió y me hizo entender que la vida es nacer y luego morir. Y pensé entonces que también a mí me llegaría el día de la muerte y que debo prepararme para la muerte en lugar de pasar todo el tiempo en los negocios”. Si el Espíritu Santo actúa aún el sermón sobre genealogía son tocados. Porque el Espíritu Santo nos hace entender la verdad. Aunque para otros se escuche como necedades, el
Espíritu Santo usa esas palabras para cambiar a nuestra alma. Pues, el Espíritu Santo nos vuelve a nacer y también nos ayuda. Nos ayuda a entender la verdad y nos guía y nos llena de poder y nos cambia.
En San Juan 16:13 dice “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. Cómo entenderíamos toda la palabra de Dios desde Génesis hasta Apocalipsis. Es muy difícil que una mujer que pasa la vida adivinando la vida de otros entienda la Biblia.
El Espíritu Santo debe iluminarla. Pero después que se arrepienta, al leer la biblia su vida cambiará totalmente. El Espíritu Santo nos guía a la verdad.
En I Corintios 2:12 dice “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”.
El Espíritu Santo trabaja en nosotros para que nosotros entendamos lo que llegó por gracia. Sin la ayuda del Espíritu Santo no podemos llevar una vida digna del Señor.
Después que aceptamos a Jesús, debemos superar muchas tribulaciones y pruebas difíciles, para tal necesitamos la ayuda del Espíritu Santo. Porque nuestra vida devocional se basa en la compañía del Espíritu Santo. Sin que nosotros mismos entendamos, el Espíritu Santo nos vuelve a nacer, nos da entendimiento y nos ayuda.
Cuando estaba cursando la primaria era un buen corredor de 100 metros plano. Siempre ocupaba el primer puesto desde el primer grado hasta que me gradué de la escuela primaria.
Pero una vez ocupé el último puesto. Ese día también estuve llenos de entusiasmo por ocupar el primer puesto, pero ese día el juego era diferente, primero teníamos que correr a cierto lugar y hallar la papeleta donde decía la manera cómo querrían que corrieran. Llegué primero al primer puesto para hallar la papeleta y allí decía que tenía que correr con la abuela. Rogaba a mi abuela que corriera conmigo, pero ella no quería, entonces hallé a otra abuela todavía más vieja que la mía y corrimos juntos, pero ella se movía torpemente que llegamos al último lugar. Y el que siempre ocupaba el último puesto, aquel día ocupó el primer puesto, porque corrió con el profesor de gimnasia. Esto nos deja una enseñanza, no tratemos de correr solo en la vida. Dios nos envió a nosotros el Espíritu Santo para que corra con nosotros. Porque dijo “no os dejaré huérfano; vendré a vosotros. Y yo rogaré al Padre y os dará otro consolador, par que esté con vosotros para siempre”. Consolador significa el enviado de Dios para socorrernos quien siempre está con nosotros. Debemos correr siempre acompañado del Espíritu Santo para alcanzar victoria en la vida.
En Hechos 1:8 dice “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.
No sabemos hablar con elocuencia, hablamos tartamudeando, pero si dependemos del Espíritu Santo, él ordenará nuestros pensamientos y hablará por nosotros.
Cuando estaba en el seminario de teología, tenía una compañera muy tímida. No tenía mucha preparación académica.
Siempre estaba muy callada, no tenía mucha comunicación con los otros compañeros de la escuela. Siempre me preguntaba “por qué una mujer tan tonta está aquí con nosotros, qué podrá hacer Dios con ella” Pero un día me arrepentí y me avergoncé muchísimo de la confesión de mi boca. Los días sábados siempre salíamos al parque para evangelizar y yo era jefe de evangelización. Salíamos con tamboriles, y mirando a la muchacha le dije “hoy tú vas a predicar”.
Pensé por dentro, “hoy si vamos a fracasar ésta evangelización, no sé por qué dije tú predicas hoy”. Pero a la hora de la predicación, ella habló de tal manera que todos los que estaban allí reunidos le aplaudían, después que terminó la predicación seguía siendo la misma tímida y callada. Supe luego que ella era una mujer llenos del Espíritu Santo. Cuando oraba estaba llenos de la presencia del Espíritu Santo y oraba en lenguas y tenía comunión con Dios. Después ella se casó con un ministro. Entendí entonces que el Espíritu Santo nos cambia y trabaja por nosotros. Y que trae cambio a nuestra vida.
En Efesios 4:24 dice “Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.
Nosotros no podemos vestirnos del nuevo hombre con el esfuerzo humano, pero el Espíritu Santo nos redarguye, nos consuela y nos enseña y nos anima para que seamos una nueva criatura. Después que el gusano de seda entra en el capullo, sale de allí hecho una mariposa muy hermosa, así el poder del Espíritu Santo nos transforma a una nueva criatura.

IV.        EL DESTINO DEL HOMBRE
Si estamos destinados a vivir bajo el amor de Dios, la gracia de Jesús y la ayuda del Espíritu Santo, ¿cómo debemos vivir?
Los cristianos estamos destinados a vivir bajo el amor, la gracia de Jesús y la ayuda del Espíritu Santo. Así como el hijo minusválido necesita la ayuda del padre para sobrevivir, nosotros estamos destinados a vivir bajo el amor de Dios, bajo la gracia del Señor Jesús y el socorro del Espíritu Santo. Deseche cualquier pensamiento inicuo de que podrá vivir por sí mismos, por su propia fuerza y centrado en sí mismos.
En Jeremías 2:13 dice “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”.
El hombre debe entender la situación de su existencia. La Biblia declara que el cuerpo del hombre es el templo de Dios. El templo en sí no tiene significado. El templo recobra su valor cuando el Espíritu Santo habita en medio de ella. Es decir dependiendo del contenido se valora el objeto. Un espacio vacío no es un templo. Como el verdadero templo debemos estar llenos del Espíritu Santo, del Hijo y de Dios.
En I Corintios 6:19-20 dice “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
El hombre es también valorizado como el vaso de barro. El vaso sirve para llenar de cosas, si el vaso pierde su uso de nada servirá.
En II Corintios 4:7 dice “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”.
Somos un vaso de barro. El vaso debe llenarse de la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
También somos considerados como los pámpanos de la vid. Jesús es el árbol de la vid y nosotros los pámpanos. Las ramas deben estar adheridas al árbol para recibir nutritivos. Separados del árbol nada podemos hacer. Sin cesar debemos estar sujetos al Señor siempre.
En San Juan 15:5 dice “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”.
Por tanto, somos el templo que contiene al Padre Dios, al Hijo Jesús, y al Espíritu Santo, no podemos vivir por nosotros mismos, porque estamos sujetos al Señor. Fuera de él no podremos llevar frutos. Dice la Escritura Abre tú boca y yo la llenaré. Debemos abrir nuestra boca y llenarnos del amor de Dios, de la gracia de Jesús, de la llenura del Espíritu Santo. Debemos estar firmes en el árbol de la vid para llevar muchos frutos. Porque solamente por medio del Señor podremos llevar frutos, de manera que nuestros pensamientos deben cambiar, no piense neciamente que podrá vivir por sí mismo. Que podrá sobrellevar la vida con los medios y maneras humana. Como dice en San Mateo
6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Entendemos que no vivimos por nuestros medios, sino por medio del amor, la gracia y la ayuda del Señor.
En Romanos 12:2 dice “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
Leí un artículo que escribió el reverendo Robert Shuller sobre “Si deseas de corazón lo alcanzará”. Un hombre salió a pescar y el compañero de al lado estaba pescando bien y tenía una regla de 30 cm. Una pez que pescaba medía el pez si medía más de 25 centímetro lo devolvía al mar y si medía menos de 25 centímetro lo guardaba en la canasta. Extrañado le preguntó “usted debe ser un filósofo” “Por qué piensa así” “bueno porque usted con una regla mide el pez y lo que miden más de 25 centímetro lo devuelve al mar y los que miden menos de 25 centímetro lo guarda en su canasta, debe tener una filosofía en esto” y el pescador le contestó “Que risa, no tiene ninguna filosofía en esto, lo que pasa es que el sartén de mi casa mide solamente 25 centímetro”. Si el pensamiento del hombre se endurece de ésta manera actúa conforme a ella. Él podía pescar pez de 30 centímetro y si su sartén mide solamente 25 centímetro lo podía dividirlo en dos pedazos, pero él no quiso cambiar el pensamiento sino seguir lo que ya estaba establecido. Pero nosotros los cristianos debemos cambiar nuestros pensamientos en el Señor. No vivir centrado al humanismo, ni por los medios y maneras humanas, sino sujetos al Señor. Buscando primeramente el reino de Dios y su justicia. Debemos escuchar siempre la palabra de Dios, meditar en ella y cambiar nuestros pensamientos. Y esperar al Dios que llena.
No podemos llenarnos por nosotros mismos. El Padre celestial nos ilumina con el sol y nos llena de la gracia de la cruz, de la comunión con el Espíritu Santo. La Divina Trinidad siempre nos llena. Por tanto, mire al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y abra su boca y ore por medio de la fe.
En Génesis 13:14 dice “Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente”.
Si miramos a Jesús, él nos llenará.
En Génesis 15:5 también dice “Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia”.
Si mira las estrellas del cielo y lo cuenta, así será tus descendencia dijo el Señor. Mire a Dios que llena, no mire solamente a la desesperanza, a la tierra porque no hallará nada. Alce sus ojos y mire a Dios. Mire el amor inmenso e incondicional del Padre, la gracia ilimitada de Jesús. La comunión del Espíritu Santo. Adore y alabe a Dios. Bendice alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila. Si miramos a Dios éstos grandes cambios y bendiciones llegarán a nosotros. Y espere que Dios le llene.
Porque somos su templo, él querrá llenarlo. Ruegue a Dios para que llene el vaso. Oh Dios porque soy solamente ramas necesito que me alimente de nutritivos.
En Jeremías 33:3 dice “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces
En Efesios 3:20 dice “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros”.
La compañía farmacéutica corena, Jong Keun Dang tiene el logo de una campana. ¿Por qué? En tiempo pasado en el mercado de Yong Chun de Seo Da Mun muchas mujeres vendían fréjol nacido, en medio de ellas estaba una mujer muy piadosa.
Ella antes de salir al mercado, primero pasaba por la iglesia y ofrecía servicio de madrugada. Siempre oraba Dios yo no tengo mucho dinero para educar a  mis hijos porque soy solamente una vendedora de fréjol nacido, pero deseo que ellos sean buenos cristianos, que te sirvan y te glorifiquen y sean personas útiles en la sociedad”. Siempre que salía al mercado para vender fréjol nacido pasaba primero por la iglesia. Así Dios escuchó las oraciones de ésta mujer que todos los hijos crecieron y fueron prosperados. Uno de ella es el presidente de la compañía farmacéutica de Jong Keun Dang. Sabiendo que el éxito de su vida dependía de las oraciones de su madre, pensó en cómo prosperar el negocio y buscó el logo relacionado a la campana de la iglesia que tocaba todas las madrugada para anunciar el servicio. Así también Dios prosperó él negocio y escuchó las oraciones de una madre. Clama a mí dice el Señor. Como los pichones si no abren la boca no podrán recibir alimento, nosotros debemos abrir nuestra boca y clamar a Dios. Pedid y se os dará, buscad y hallaréis y llamad y se os abrirá. Todo aquel que pide, recibe, y el que busca, halla y al que llama, se le abrirá. Si no le pide, no lo busca y no lo llama, Dios no le podrá ayudarle.
Asimismo debemos estar muy agradecidos del amor, de la gracia y la comunión del Espíritu Santo. Podemos valorar que nuestro espíritu está saludable cuando estamos llenos de alabanzas y acciones de gracias. De lo contrario si estamos llenos de quejas, murmuraciones y lamentos es que estamos enfermos espiritualmente.
En Salmos 22:3 dice “Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel”.
En medio de las alabanzas y adoraciones está Dios. Pero en medio de quejas y murmuraciones está el diablo.
En Salmos 50:23 dice “El que sacrifica alabanza me honrará; Y al que ordenare su camino, Le mostraré la salvación de Dios”.
En Hebreos 13:15 dice “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre”.
Aunque sintamos molestias y dolores, debemos agradecer a Dios y abrir nuestra boca por medio de la fe, y él se encargará de llenarlo. El escritor de el Mesías, Georg Friedrich Handel aunque había compuesto muchas operas no tuvo éxito. Continuó fracasando y el ataque de su rival lo dejó casi en bancarrota. En Londres se rumoreaba que Handel ya estaba terminado como compositor de música. Sintiéndose en desesperanza buscó a Dios en oraciones. A los 23 días de oraciones escribió el Mesías. Arrodillado delante de Dios halló esta música célebre. Y ante la música del coro Aleluya estaba derramando lágrimas sin cesar y confesó “he visto el cielo delante de mí, he visto la grandeza de Dios. Oh, Dios tú estás aquí” Cuando todo pensaban que no había más futuro para él, él fue llenado de Dios y durante estos 23 días de oraciones de clamor, se manifestó la presencia de Dios lo que llevó a Handel a componer la más célebre música. El único que nos llena es Dios. Aunque todos nos tache que está terminado, Dios nos pide que abramos nuestra boca en oraciones y que él la llenará.
El que sufre de parálisis física y mental necesita la ayuda de los demás para sobrevivir en el mundo. Y el padre que lo atiende está destinado a ofrecerle amor y socorro.
Asimismo el hombre está destinado a buscar el amor, la gracia y el socorro de Dios y él está destinado a ofrecernos amor, gracia y socorro.

Rev. Demetrio Castillo jaimes